MOTIVACIÓN PARA UN DROGADICTO
Las motivaciones son varias: curiosidad, aceptación por parte de los pares,
búsqueda de placer, desafío de autoridad, para sentirse más seguro o para "ser más hombre" o "más mujer".
Es normal que frente a un dolor físico, la angustia de una situación
difícil o a un estado de temor o inseguridad se apele a algún recurso para
eliminarlos, pero muchas veces ese recurso suele estar dado por medicamentos
que se consumen por decisión propia, sin prescripción médica. Influyen en esta
conducta diversos factores: el consejo de familiares o amigos, la costumbre de
probar remedios, la inseguridad ante los problemas de la vida.
Para curar a un drogadicto se procede a desintoxicarlo con un procedimiento terapéutico destinado a eliminar
los efectos de una intoxicación aguda o crónica.
Dos principios básicos deben preceder cualquier programa de desintoxicación. Primero, el paciente
debe estar convencido realmente de lo pernicioso de la adicción y debe querer
rehabilitarse y estar dispuesto a esforzarse y sacrificarse para conseguirlo;
el médico y el entorno familiar y social deben influirle en este sentido, pero
la decisión firme y constante es estrictamente personal. Segundo, las toxicomanías son problemas
crónicos, recidivantes, en los que la experiencia de millones de casos en todo
el mundo ha demostrado la elevada frecuencia de la recaída y la necesidad de
volver a iniciar la terapia; lo menos frecuente es la curación definitiva, por
lo que se debe evitar desánimos, rechazos y decepciones en el entorno del
toxicómano o alcohólico.
Existen muchas modalidades terapéuticas, con
importantes similitudes para las distintas sustancias. Siempre deben incluir
dos facetas: el rechazo a la sustancia y el apoyo personal y al entorno. Se
debe conseguir y mantener un potente rechazo y aversión hacia la sustancia
nociva mediante estímulos psicológicos de muy distinta índole, tanto en el caso
del paciente ambulatorio como el ingresado, y utilizando a veces sustancias de
apoyo (antagonistas, como el desulfuran para el alcohol y la naltrexona para
los opiáceos, o agonistas, como la metadona para los opiáceos). El apoyo para
desarrollar una vida nueva, totalmente desligada de los anteriores círculos y
costumbres, debe incluir las facetas personal (existencial), laboral, familiar, sexual y social (amistades).
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